lunes, 7 de junio de 2010

Felíz día a todos los Periodistas...


Es un día particular. Es un día dedicado especialmente a quien nos trae la información a nuestras casas durante todas las semanas, a cualquier hora, desde hace siglos. Es el día de quien no tiene horario de trabajo, porque su horario es informar e informarse a jornada completa. Y lo hace con una vocación que no se compara con muchas otras cosas. Con el sentimiento y la audacia de Mariano Moreno redactando un artículo en “La Gazeta de Buenos Ayres”, fundada por él mismo hace exactamente doscientos años.

Así como Borocotó singularizó aquel equipo de River Plate de los años 40 con el apodo de “La Máquina”, así como el gran Félix Frascara comentara hace décadas de manera única acerca del boxeo y sus secretos, el periodista realiza “literatura de prisa”. Así calificó la labor periodística Estanislao Villita, quien también comparó al tenista con un “mitólogo cazador de mariposas”, cuando se le preguntó años atrás sobre Guillermo Vilas.
Por su trabajo diario, el periodista merece un día como el de hoy para que se lo homenajee. Tanto en los más grandes capítulos de la profesión, como fueron la moderna crítica futbolera de Alfredo Rossi, el “corazón y pases cortos” de Juan José Panno, las imágenes de “el Zoilo”, que transmitían mucho más que mil palabras, el diario “Crítica” de Natalio Botana, o el premio Konex que se adjudicó “Diego Lucero”, como en la humildad con la que trabajan los aspirantes a ocupar un lugar en esta maravillosa profesión. Aún desde un pequeño espacio, se intenta transmitir con las mismas ganas y esfuerzo con el que lo hicieron ellos hace algún tiempo. Unos fueron exitosos y llegaron a la cima, como Carlos Juvenal en Clarín o Alberto Laya en La Nación. Otros fueron demasiado audaces como para poder enfrentar a las grandes fuerzas de la historia, sólo para informar la verdad a la gente. Lo pagaron caro. El exilio de Osvaldo Bayer por su guión en la prohibida “Patagonia Rebelde”.Las desapariciones de los periodistas Haroldo Conti, Luís Guagnini y Roberto Santoro durante el último gobierno de facto en nuestro país, en la década del setenta, conmocionaron el ámbito periodístico hasta nuestros días. La militancia sin fin y los cuentos policiales e investigaciones realizadas en contra de dicho gobierno del gran Rodolfo Walsh lo llevaron a la desgracia. Fue torturado y permanece desaparecido hasta el día de hoy. Al igual que, tiempo después, Mario Bonino, desaparecido en 1993, y José Luís Cabezas, reportero gráfico asesinado en 1997 tras investigar la presunta implicación del empresario Alfredo Yabrán en casos de corrupción, son los casos más recientes.
El periodismo tiene muchas similitudes con el fútbol, como deporte y como fenómeno cultural. “Dinámica de lo impensado”, como lo definió el polémico Dante Panzeri hace algunos años, se puede adecuar perfectamente a la descripción de esta profesión. Todo cambia, en el fútbol y en el periodismo. Los años son los principales artífices de esas mutaciones en las maneras de hacer periodismo. Fioravanti impuso una nueva manera de “narrar” un encuentro, practicando a su vez, y sin saberlo, la teoría de progreso de Osvaldo Ardizzone. “Las ideas deben evolucionar” y avanzar a lo largo de la historia. Así fue, por ejemplo, con la revista “Goles”, alguna vez dirigida por Horacio García Blanco, que fue superada ampliamente por la revista semanal (hoy mensual) “El Gráfico”, que tuvo entre sus tantos jefes de redacción al uruguayo “El Veco”, gran cronista. Pedro Uzquiza decía que el periodismo estaba equivocado al pensar que “el fútbol nació con el profesionalismo”, porque ninguna cultura nace de la nada, sino que progresa y avanza sobre lo anterior, mejorándolo si es posible.
Con el relato futbolístico pasa exactamente lo mismo. El penal que Roma le atajó a Delem relatado por el inconfundible Bernardino Veiga es un registro que quedó inmortalizado en el oído de muchos fanáticos y colegas. Sin embargo, las innovadoras formas de relatar trajeron nuevos representantes, como Lalo Pelliciari, José María Muñóz o el mismísimo Virtor Hugo Morales.
Sin dejar la novela o la historia fuera de nuestra “literatura de prisa”, es inevitable nombrar a Tomas Eloy Martínez, que relacionó a lo largo de su carrera al periodismo con la obra fantástica, ya que, por ejemplo, es autor de la novela “El vuelo de la Reina” y, a su vez, trabajó y escribió para los diarios “El País”, de España, y “The New York Times”, de los Estados Unidos; y a Rogelio García Lupo, que se desempeñó en varios medios gráficos y estudió y profundizó nuestra historia. El periodismo es literatura, es trabajo, es sacrificio, es historia y, por sobre todas las cosas, es pasión por informar y aprender cada día de esta hermosa profesión.

1 comentario:

  1. MUY BUENA DESCRIPCIÓN PABLITO... ES UNA BUENA RESEÑA DE PORQUÉ AMAMOS ESTA PROFESIÓN. FUERTE ABRAZO DE GOL.

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