sábado, 11 de agosto de 2012

Entre el amor y el odio

Del Potro, tras lograr el bronce en Londres

En el deporte, la línea entre el éxito y la frustración suele ser bastante delgada. Pero en Argentina, esa separación quizá sea más estrecha en comparación con otros países. El resultado parece determinarlo todo, especialmente en los últimos años. Al que triunfa, no se lo discute. El que cae, pese a haber dejado todo, no es más que un perdedor. O un ‘pecho frío’.


No debe haber en el mundo término más horrendo y descalificativo. Sería difícil encontrar un adjetivo más hiriente en el deporte. De acuerdo a una muy discutible terminología instalada en nuestra cultura deportiva, ‘pecho frío’ vendría a ser quien no da todo de sí para lograr determinada victoria. El ‘pecho frío’ juega a media máquina, no corre, no se desvive por alcanzar la meta, no se sacrifica por alcanzar el objetivo. No importa cuán valioso sea el premio, el ‘pecho frío’ jamás habrá dejado todo de sí para arribar a esa meta. Pero, ¿con qué varilla miden el público -hincha o no- o el analista el esfuerzo que un deportista hace en pos de ganar? ¿Cómo sabe cuándo éste “ya no juega para ganar”, si es que supuestamente en algún momento deja de hacerlo?

Juan Román Riquelme y Juan Martín Del Potro son, si se quiere, los dos argentinos que más veces fueron (des) calificados  de esta manera, al menos en la última década. No deja de ser curioso: ambos alcanzaron, salvando las diferencias entre los respectivos ámbitos donde se desempeñan, logros irrepetibles que marcaron una era. Juan Román y Juan Martín, siempre deambulando entre lo deseado y lo desechable, siempre transitando por los márgenes entre el amor y el odio.


Riquelme en la Libertadores 
2007, una de sus mejores versiones

Uno es el máximo ídolo de la historia de uno de los clubes más grandes y ganadores del planeta futbolero. Capaz de separar las aguas como ninguno, en 16 años de carrera generó tantos fundamentalistas propios como detractores a ultranza. 16 años, nadie puede negarlo, teñidos de gloria. Juan Román Riquelme supo regalarle a Boca su etapa más exitosa. Pero, claro, los detractores siempre estuvieron al acecho, esperando el momento exacto para defenestrarlo. Riquelme era “lento”. Jugaba “para atrás”. Ralentizaba el trámite del partido. Le quitaba verticalidad a su equipo. Se dijeron mil cosas, muchas barbaridades, entre las que siempre se encontraba ese conocido calificativo. El peor. El más horrible de ellos. Ese que dejaba entrever que Riquelme no dejaba todo de sí cada vez que pisaba el verde césped.

Román, sin embargo, le otorgó identidad a cada uno de los equipos que le tocó conducir en la cancha. Así, llevó al humilde Villarreal a jugar una semifinal de Liga de Campeones de Europa nada menos que frente al poderoso Arsenal inglés. Así, redactó con su pluma todas y cada una de las páginas más doradas del Club Atlético Boca Juniors. Y así, también así, jugando con el tiempo de sus rivales en el campo, le devolvió la afinidad con el fútbol bien jugado a la Selección Argentina. Esa misma Selección con la que se empapó de oro puro en Beijing. Esa misma Selección a la que condujo en uno de los mejores clásicos ante Brasil, en el camino a Alemania 2006. Esa misma Selección a la que guió nada menos que a la final de la Copa América en Venezuela. ¿Pecho frío?


Juan Martín, envuelto en llanto luego de superar a Djokovic

El otro es más joven, sí, pero no por eso menos ganador en su disciplina. Nacido para luchar dentro de la generación de jugadores más impresionante que el tenis haya generado jamás, Del Potro supo cómo codearse con los mejores del planeta y arrebatarles un pedazo de la gloria que los caracteriza. Tanto en su carrera personal como representando a Argentina, el tandilense también generó miles de seguidores y críticos. Partidos como los que perdió con Roger Federer este año en Roland Garros y los Juegos Olímpicos, tras haber contado con innumerables chances, hicieron que ese maldito calificativo, al igual que con Román, siempre lo persiguiera. El público, muchas veces tan inoportuno como el propio calificativo, también se encargó de generar en Del Potro la falsa antítesis de David Nalbandian, con quien compartió el mote de baluarte argentino durante gran parte del último lustro. 

En 2008, a manos de España, Argentina perdía la Copa Davis después de haberla tenido más a su alcance que nunca. Más en casa que nunca. Justamente había sido Del Potro, con tan sólo 20 años, quien lograra el pasaje a la gran final tras derrotar a Davydenko y Andreev con una solvencia alucinante. Semanas antes, se había convertido en el primer tenista de la historia en conseguir sus primeros cuatro títulos ATP de manera consecutiva, logro que lo catapultó directamente al Torneo de Maestros.


Juan Román y su brillante conducción ante Brasil en el Monumental

Tras la lesión que sufrió en la final de la Davis con Feliciano López, lo que terminó siendo clave en el triunfo español, los detractores le cuestionaron haber viajado de Shanghai a Mar del Plata con demasiada justeza. Habrían preferido que se bajara del Masters, tal y como lo había hecho Nalbandian (ya lo había ganado), para priorizar la esquiva Ensaladera. No pensaron que a Juan Martín, a esa edad, nadie le aseguraba volver a clasificar a la gran cita de fin de año. Lo tildaron de egoísta cuando los egoístas parecían ellos.

Al año siguiente, Del Potro sellaba su primer gran vínculo con la historia del tenis grande: le quitaba de las manos a Federer lo que habría sido su sexto título al hilo en Flushing Meadows. Al día de hoy, Juan Martín es uno de los únicos dos tenistas -junto con Nadal- que pudieron derrotar al suizo en una final de Grand Slam.

Tras superar una lesión de muñeca que lo alejó de las canchas por casi una temporada, el tandilense demostró, en 2011, que aún podía estar a la altura de los mejores del planeta. Por Copa Davis, en semifinales, derrumbó el imperio que habían edificado la poderosa Serbia y Novak Djokovic, casi invencible por aquel entonces, en Belgrado. También les plantó batalla en la final a Ferrer y Nadal, nada menos que en el polvo del imponente Estadio Olímpico La Cartuja, en Sevilla, ante las más de 25 mil almas locales. Ya en 2012, por los cuartos de final, asumió con valentía el cambio de liderazgo y se hizo cargo del equipo frente a Croacia en Buenos Aires, en una de las peores series de Nalbandian con el equipo albiceleste. Destrozó a Karlovic y Cilic luego de haber sufrido una fuerte descompostura el primer día de competencia. Y, por si todo esto fuera poco, también como Riquelme, ahora le trajo a Argentina una medalla olímpica. Vapuleó a Djokovic por el tercer puesto en el All England e hizo flamear la bandera de su país en plena catedral inglesa. Todo un mensaje. ¿Pecho frío?


Del Potro y su batalla ante Nadal en La Cartuja de Sevilla

Riquelme y Del Potro. Del Potro y Riquelme. Siempre bajo el ojo de la tormenta. Tan gigantes en la victoria como diminutos y atacados en la derrota. Tan incapaces de generar matices como aptos para levantar trofeos y generar admiración. Ambos conocieron la gloria. Ambos llevaron a Argentina a jugar finales de gran envergadura. Ambos, con una injusticia atroz, fueron tildados con el maldito calificativo. Pero, entre tantas similitudes, tienen una diferencia. Uno fue desaprovechado por Argentina tanto en Copas América como en Mundiales. El otro aún tiene mucho más para dar. No podemos ni debemos desperdiciarlo.


7 comentarios:

  1. muy bueno, coincido totalmente contigo

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  2. Muy buena nota. Es increible como hicistes esa comparación entre Del Potro y Riquelme,que practican deportes totalmente diferentes pero que se les exige por igual. Ese desglose de la palabra "pecho frío" fue acorde y muy bien explicado. Gracias por hacer esta reflexión.

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  3. Genial la nota !, felicitaciones.

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  4. @che_farias
    Un tipo que deja la selección porque a la mamá le molesta que lo puteen, es un pecho frío.
    Un tipo que dice que deja el club porque se lo pide el hijo (pero después amaga a volver), es pecho frío.
    Un tipo que dice que se "siente vacío", pero amaga a volver al club, es pecho frío.
    Un tipo que dice que no volvería a boca aunque dirigiese Bianchi, pero amaga a volver CON BIANCHI, es pecho frío.
    Felices fiestas!

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  5. @che_farias
    Todo lo anterior fue para Frizzelme.
    Esto va para Del Pecho:
    http://espndeportes.espn.go.com/news/story?id=1689618&s=tenis/copadavis2012&type=story

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