Nota publicada en la Revista El Gráfico (click aquí)
La velocidad y la fuerza de Delpo
FOTO: José María Rieiro
(rieiromiami@msn.com)
No fue ninguna novedad que el público argentino colmara las tribunas. El estadio Mary Terán de Weiss del Parque Roca estalló en apoyo del equipo de Copa Davis y mostró su influencia en el desarrollo de los matchs. Tampoco fue extraño que Argentina sellara el primer día de la serie un contundente 2 a 0 ante Kazajstán y le diera la tranquilidad necesaria al equipo para afrontar el dobles.
Lo que sí resultó raro fue que, más allá de la envergadura del rival, Argentina no dependiera pura y exclusivamente de los servicios de David Nalbandian. Hombre copero si los hay, el cordobés aportó un plus más que importante para definir varias series en los últimos años. Para el equipo de Copa Davis, fue siempre imprescindible.
Ahora, sin embargo, el panorama es distinto. Sin Nalbandian, afectado por una lesión en el aductor, el equipo de Tito Vázquez tiene un nuevo desafío: aceptar, poco a poco, que David no es eterno.
Con Kazajstán, el grupo demostró que va dejando de lado la Nalbandian-dependencia. Así como tuvo que hacerlo durante la última década con la generación dorada de Gaudio, Coria, Puerta, Calleri y Cañas, el tenis nacional tiene que afrontar, mal que le pese, el cambio generacional y aprovechar los últimos años de El Rey, que ya no está en su plenitud física.
En contrapartida, aparece el resurgir de otro gigante. “Es muy lindo volver a jugar Copa Davis, más aún cuando es de local y con mi gente”, dijo Del Potro, quien superó a Mikhail Kukushkin por 6-2, 6-1 y 6-2. La Torre no jugaba Copa Davis en nuestro país desde noviembre de 2008, cuando España triunfó en la famosa final de Mar del Plata.
La ansiada vuelta de Juan Martín es más significativa de lo que parece. En un futuro relativamente cercano, cuando Nalbandian probablemente ya no integre el equipo, el tandilense tomará la batuta y será el rival a vencer.
Quizá, pronto, haya que pensar en un David que se prepare para jugar únicamente un punto en las series, aunque a él mismo le cueste aceptarlo. La cantidad de intervenciones quirúrgicas que tiene, incluida la de la cadera, le pasan factura y, por eso, hay que cuidarlo más que nunca.
Tito Vázquez, capitán del equipo de Copa Davis, dejó muy en claro cuál es la manera, si se quiere, más sencilla para ganar la Ensaladera de Plata: “Que el tenis sea un deporte individual y que cada jugador tenga sus objetivos personales es una realidad. Pero para formar un equipo y enfocarse en el objetivo, hay que convivir en perfectas condiciones durante una semana y dejar de lado las diferencias. El ejemplo más claro fue España en Mar del Plata, cuando presentó un plan B, pero formado por jugadores que compartían el objetivo”. Está claro que tiene la fórmula; ahora hay que plasmarla en la cancha.
Antes del triunfo de Del Potro, Juan Mónaco le había ganado a Andrey Golubev por 6-3, 6-0 y 6-4. “Fue uno de mis mejores partidos en Copa Davis”, comentó el tandilense al respecto.
Con Del Potro en alza, Nalbandian como clásico talismán copero y jugador clave en uno de los puntos, y un dobles conformado por Schwank y Chela o Schwank y Zeballos, se puede pensar en ser campeón por primera vez en la historia.
Por Pablo Amalfitano (@amalfitanopablo)
Lo que sí resultó raro fue que, más allá de la envergadura del rival, Argentina no dependiera pura y exclusivamente de los servicios de David Nalbandian. Hombre copero si los hay, el cordobés aportó un plus más que importante para definir varias series en los últimos años. Para el equipo de Copa Davis, fue siempre imprescindible.
Ahora, sin embargo, el panorama es distinto. Sin Nalbandian, afectado por una lesión en el aductor, el equipo de Tito Vázquez tiene un nuevo desafío: aceptar, poco a poco, que David no es eterno.
Con Kazajstán, el grupo demostró que va dejando de lado la Nalbandian-dependencia. Así como tuvo que hacerlo durante la última década con la generación dorada de Gaudio, Coria, Puerta, Calleri y Cañas, el tenis nacional tiene que afrontar, mal que le pese, el cambio generacional y aprovechar los últimos años de El Rey, que ya no está en su plenitud física.
En contrapartida, aparece el resurgir de otro gigante. “Es muy lindo volver a jugar Copa Davis, más aún cuando es de local y con mi gente”, dijo Del Potro, quien superó a Mikhail Kukushkin por 6-2, 6-1 y 6-2. La Torre no jugaba Copa Davis en nuestro país desde noviembre de 2008, cuando España triunfó en la famosa final de Mar del Plata.
La ansiada vuelta de Juan Martín es más significativa de lo que parece. En un futuro relativamente cercano, cuando Nalbandian probablemente ya no integre el equipo, el tandilense tomará la batuta y será el rival a vencer.
Quizá, pronto, haya que pensar en un David que se prepare para jugar únicamente un punto en las series, aunque a él mismo le cueste aceptarlo. La cantidad de intervenciones quirúrgicas que tiene, incluida la de la cadera, le pasan factura y, por eso, hay que cuidarlo más que nunca.
Tito Vázquez, capitán del equipo de Copa Davis, dejó muy en claro cuál es la manera, si se quiere, más sencilla para ganar la Ensaladera de Plata: “Que el tenis sea un deporte individual y que cada jugador tenga sus objetivos personales es una realidad. Pero para formar un equipo y enfocarse en el objetivo, hay que convivir en perfectas condiciones durante una semana y dejar de lado las diferencias. El ejemplo más claro fue España en Mar del Plata, cuando presentó un plan B, pero formado por jugadores que compartían el objetivo”. Está claro que tiene la fórmula; ahora hay que plasmarla en la cancha.
Antes del triunfo de Del Potro, Juan Mónaco le había ganado a Andrey Golubev por 6-3, 6-0 y 6-4. “Fue uno de mis mejores partidos en Copa Davis”, comentó el tandilense al respecto.
Con Del Potro en alza, Nalbandian como clásico talismán copero y jugador clave en uno de los puntos, y un dobles conformado por Schwank y Chela o Schwank y Zeballos, se puede pensar en ser campeón por primera vez en la historia.
Por Pablo Amalfitano (@amalfitanopablo)
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